Presentan:
Báez Ortega José Enrique
Cervantes García Allison Itzel
Chacón Luna Bruno Daniel
Hernández Pérez Tania Guadalupe
Jaime Rivera Fátima
Martínez Martínez Margarita
Introducción
La migración en América Latina y el Caribe ha adquirido una dimensión crítica en las últimas dos décadas, especialmente a partir de la crisis humanitaria en Venezuela. Este fenómeno ha transformado a países tradicionalmente emisores de migrantes en receptores y corredores migratorios, generando retos sociales, políticos y económicos. Ecuador, Venezuela y Colombia representan tres aristas de esta compleja realidad regional.
Venezuela: Éxodo sin precedentes
Desde 2014, Venezuela ha experimentado uno de los mayores éxodos de población en la historia reciente. La crisis económica, el colapso del sistema de salud, la inseguridad y la inestabilidad política han obligado a más de 7 millones de personas a abandonar el país, según datos de ACNUR y la OIM. Muchos de ellos se han desplazado a países vecinos, como Colombia y Ecuador, en busca de seguridad y oportunidades básicas para subsistir.
Colombia: De país emisor a receptor
Colombia, históricamente afectado por un conflicto armado interno que generó millones de desplazados internos y migrantes, se ha convertido en el principal país receptor de migrantes venezolanos, acogiendo a más de 2,8 millones de personas. Esta transformación ha supuesto un enorme desafío para su sistema de salud, educación y empleo. No obstante, el país ha implementado políticas de integración como el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos, el cual busca garantizar derechos y acceso a servicios básicos.
Ecuador: Un país de paso y destino
Ecuador ha sido tanto un país de tránsito como de destino para migrantes venezolanos. Se estima que más de 500 mil venezolanos han pasado por su territorio, y alrededor de 475 mil permanecen actualmente en el país.
Además, Ecuador ha sido históricamente receptor de refugiados colombianos, muchos de ellos desplazados por la violencia armada. La coexistencia de estas dos poblaciones ha generado una presión significativa sobre los servicios públicos, especialmente en salud, educación y vivienda.
Los flujos migratorios masivos han puesto en evidencia la necesidad de una respuesta regional coordinada. Organismos internacionales, como ACNUR y la OIM, han trabajado junto a gobiernos y organizaciones locales para ofrecer asistencia humanitaria y promover políticas de regularización. Sin embargo, aún persisten desafíos como la xenofobia, la informalidad laboral, la trata de personas y la falta de recursos sostenibles.
Desde el ámbito académico, es vital analizar la crisis de migración forzada desde una perspectiva multidisciplinaria. Las universidades pueden y deben convertirse en espacios de análisis crítico, producción de conocimiento y promoción de la empatía y los derechos humanos. Además, deben impulsar programas de inclusión educativa para jóvenes migrantes y refugiados, así como proyectos de investigación que ayuden a formular políticas públicas más justas e inclusivas.
La crisis de refugiados y migración en América Latina y el Caribe es un fenómeno complejo que interpela a gobiernos, instituciones y sociedades enteras. El caso de Venezuela, Colombia y Ecuador demuestra que ningún país está exento de ser emisor, receptor o territorio de tránsito. Ante esta realidad, urge construir una región solidaria y comprometida con la dignidad humana, donde la migración no sea un delito, sino una oportunidad de encuentro y transformación social.
Principales destinos de migrantes
La migración, especialmente la que ocurre entre tres países hermanos: Venezuela, Colombia y Ecuador. Tres naciones con culturas parecidas, con raíces comunes, pero que hoy están unidas también por el dolor, la esperanza y el movimiento de millones de personas que cruzan fronteras buscando lo más básico: una oportunidad.
Desde hace varios años, Venezuela vive una crisis que ha obligado a más de siete millones de personas a dejar su país. Imaginemos eso: dejar atrás tu casa, tu familia, tu carrera, tus recuerdos… todo. No por turismo, no por aventura. Sino porque quedarse podría significar no tener comida, medicina, trabajo o futuro.
Muchos de esos migrantes han llegado a Colombia y Ecuador, que con sus propios problemas sociales y económicos han abierto sus puertas como han podido. Y aunque no siempre ha sido fácil, ahí están. En barrios, universidades, hospitales, plazas y buses. Algunos trabajando, otros estudiando, otros simplemente sobreviviendo.
Pero también pasa al revés: colombianos y ecuatorianos migran cada año a Estados Unidos, España, Italia. Se van buscando algo parecido: seguridad, empleo, posibilidades. Muchos dejan a sus hijos, a sus madres, a sus amigos. Y desde fuera, mandan remesas que ayudan a sostener hogares enteros.
Entonces, ¿qué estamos viendo? Un ciclo. Una cadena de movimiento constante. Una región que está migrando en varias direcciones al mismo tiempo.
Ahora, es fácil ver la migración sólo como un problema: más gente en los servicios públicos, más competencia por empleos, más tensiones sociales. Pero ¿y si lo miramos distinto? ¿Y si en vez de miedo, usamos empatía? ¿Y si en vez de rechazo, buscamos integración?
La migración también puede ser una oportunidad: para aprender de otras culturas, para sumar al trabajo colectivo, para construir una región más fuerte y humana. Porque migrar no debería ser un crimen. Migrar es un derecho. Migrar es parte de nuestra historia como humanidad.
Quienes migran no lo hacen por gusto. Lo hacen porque quedarse ya no es una opción. Y quienes los reciben, también tienen derecho a vivir en paz y con dignidad. Por eso necesitamos políticas públicas que protejan a ambos lados, que equilibren derechos y deberes, que escuchen a los jóvenes, que apuesten por la educación, y que entiendan que un pasaporte o una frontera no define la calidad de una persona.
Principales destinos de migrantes
País de origen Principales destinos (2023-2024)
Venezuela Colombia, Perú, Chile, Ecuador, Estados Unidos, España, Brasil Colombia Estados Unidos, España, Chile, Ecuador, Canadá, México Ecuador Estados Unidos, España, Italia, Chile, Colombia
Causas principales de la migración
Venezuela
• Crisis económica: Hiperinflación, escasez de alimentos y medicinas.
• Inestabilidad política: Régimen autoritario y falta de libertades civiles.
• Colapso de servicios públicos: Salud, agua, electricidad, transporte.
• Inseguridad y violencia.
Colombia
• Conflicto armado interno (aunque ha disminuido): Grupos armados ilegales. • Búsqueda de oportunidades laborales y educativas.
• Reunificación familiar.
• Inseguridad en ciertas regiones rurales.
Ecuador
• Desempleo y subempleo.
• Violencia creciente (particularmente en los últimos años).
• Inestabilidad política y económica.
• Falta de acceso a servicios de calidad.
Estadísticas recientes (2024)
Venezolanos en el exterior:
• Total migrantes venezolanos: +7.7 millones
• En Colombia: ~2.9 millones
• En Perú: ~1.5 millones
• En Ecuador: ~475,000
• En EE. UU.: ~550,000
Colombianos en el exterior:
• Total migrantes: ~5 millones
• En EE. UU.: ~1.2 millones
• En España: ~800,000
• En Chile: ~200,000
• En Ecuador: ~120,000
Ecuatorianos en el exterior:
• Total migrantes: ~2 millones
• En EE. UU.: ~700,000
• En España: ~400,000
• En Italia: ~100,000
• En Chile: ~60,000
Impacto económico y social
Países emisores (de donde migran)
Efectos positivos:
• Remesas: Son una fuente clave de ingresos.
• Ejemplo: En 2023, Ecuador recibió más de 4.7 mil millones USD en remesas. • Alivio del desempleo interno (menos presión sobre el mercado laboral local).
Efectos negativos:
• Fuga de cerebros (jóvenes y profesionales cualificados se van).
• Desintegración familiar y problemas psicosociales.
• Pérdida de capital humano en sectores estratégicos.
Países receptores (que reciben migrantes)
Efectos positivos:
• Mano de obra joven y dispuesta a trabajar.
• Diversificación cultural.
• Aporte a economías locales, especialmente en sectores informales.
Efectos negativos:
• Presión sobre servicios públicos (salud, educación, vivienda).
• Competencia por empleos informales.
• Brotes de xenofobia y discriminación si no hay políticas de integración. Preguntas orientadoras para el análisis:
• ¿Cuáles son las principales políticas migratorias adoptadas por Colombia y Ecuador ante la llegada masiva de venezolanos?
• ¿Qué papel han jugado las remesas en las economías de Colombia y Ecuador? • ¿Cómo afecta la migración la cohesión social en las comunidades receptoras? • ¿Qué estrategias de integración han funcionado mejor?
• ¿Qué mecanismos regionales podrían fortalecer la cooperación entre estos países? Posibles soluciones/propuestas:
• Creación de un sistema regional de asilo e integración laboral.
• Inversión en infraestructura social (salud, educación, vivienda).
• Campañas contra la xenofobia y discriminación.
• Políticas públicas que formalice el empleo de migrantes.
• Acuerdos binacionales para gestión de fronteras y regularización.
Remesas y desarrollo: ¿Sostén familiar o dependencia estructural en Colombia y Ecuador?
Remesas y desarrollo: ¿Sostén familiar o dependencia estructural en Colombia y Ecuador?
Pregunta:
¿Qué papel juegan las remesas enviadas por migrantes colombianos y ecuatorianos en el desarrollo económico de sus países de origen?
Hipótesis:
Las remesas contribuyen significativamente al bienestar de las familias receptoras, pero no generan un desarrollo económico sostenible ni estructural en las comunidades de origen.
En las últimas décadas, Colombia y Ecuador han sido países marcados por una constante salida de migrantes hacia destinos como Estados Unidos, España e Italia. Esta migración, en gran parte de carácter económico, ha dado lugar a un flujo sostenido de remesas, es decir, el dinero que los migrantes envían a sus familiares en el país de origen. Según datos del Banco Mundial, las remesas representan entre el 3 y el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) de países como Ecuador, y constituyen una fuente vital de ingreso para millones de familias.
Estas transferencias monetarias han tenido un impacto indiscutible en la economía doméstica: permiten cubrir necesidades básicas como alimentación, educación y salud, y en algunos casos, contribuyen al ahorro o inversión. Sin embargo, la pregunta central que plantea este trabajo es: ¿las remesas realmente impulsan el desarrollo económico a largo plazo, o refuerzan la dependencia estructural de las comunidades que las reciben?
La hipótesis que guía este análisis sostiene que, aunque las remesas mejoran las condiciones de vida inmediatas de las familias receptoras, no generan por sí solas un desarrollo económico sostenible, ya que no están acompañadas de políticas que fomenten la inversión productiva, la generación de empleo local o el fortalecimiento institucional.
Marco Conceptual
Para comprender el fenómeno de las remesas y su relación con el desarrollo, es necesario abordar tres conceptos clave: remesas familiares, desarrollo económico y dependencia estructural.
Las remesas familiares son transferencias de dinero enviadas por trabajadores migrantes a sus hogares de origen. Son privadas, regulares y, en general, utilizadas para consumo básico. Aunque no son impuestos ni inversiones, representan una fuente importante de ingreso nacional en muchos países del sur global.
Desarrollo económico sostenible se refiere a un crecimiento que, además de aumentar el PIB, genera empleo, reduce desigualdades y fortalece la capacidad productiva e institucional de una sociedad a largo plazo.
Dependencia estructural alude a una situación en la que una comunidad o país se sostiene en gran parte gracias a recursos externos (como remesas), sin desarrollar capacidades internas para generar riqueza, empleo y bienestar por sí misma.
Diversos estudios, como los realizados por la CEPAL y el Banco Interamericano de Desarrollo, coinciden en que las remesas tienen un efecto positivo a corto plazo, pero que su impacto estructural depende de cómo se canalicen: si se destinan al consumo básico, su efecto se limita a lo inmediato; si se invierten en educación, emprendimiento o desarrollo local, pueden generar un cambio más duradero.
En este contexto, el ensayo explorará el papel de las remesas en Colombia y Ecuador desde una perspectiva crítica, analizando sus beneficios directos, sus limitaciones estructurales y el papel que deben jugar los gobiernos para transformar este flujo financiero en una verdadera herramienta de desarrollo.
Desarrollo argumentativo
Las remesas como sostén económico inmediato
Uno de los principales efectos positivos de las remesas es su capacidad de aliviar la pobreza a nivel familiar. En Colombia y Ecuador, estas transferencias permiten que millones de personas tengan acceso a alimentación, vivienda, educación y salud. De acuerdo con el Banco Central del Ecuador,
en 2023 las remesas alcanzaron más de 4.800 millones de dólares, y en Colombia, 10.100 millones de dólares, cifras que representan una fuente esencial de ingreso externo.
En comunidades rurales o marginales donde el Estado no garantiza servicios básicos, las remesas han sido clave para reducir la pobreza extrema, evitar la deserción escolar e incluso permitir el acceso a tecnologías básicas. En ese sentido, su impacto inmediato en la calidad de vida es evidente.
Limitaciones estructurales del modelo basado en remesas
Sin embargo, el impacto positivo de las remesas tiende a quedarse en el plano familiar y privado, sin traducirse en mejoras estructurales para las comunidades o regiones de donde provienen los migrantes. Esta situación genera una forma de dependencia económica silenciosa, en la cual la estabilidad de muchas familias depende del empleo de un pariente en el exterior, no de oportunidades generadas localmente.
Además, existe una falta de institucionalidad que impide canalizar esas remesas hacia inversiones productivas. En la mayoría de los casos, el dinero se gasta en consumo inmediato (alimentos, renta, servicios), lo cual, si bien es necesario, no genera empleo, industria ni infraestructura local. En otras palabras, no hay una política de desarrollo que aproveche el potencial de las remesas como palanca económica regional.
La situación se agrava en zonas rurales, donde la migración masiva ha causado también la disminución de la fuerza laboral joven, lo que genera envejecimiento poblacional y abandono de actividades agrícolas o comunitarias tradicionales.
¿Y si las remesas se transformaran en inversión productiva?
Algunos países han explorado iniciativas para transformar las remesas en capital semiproductivo, por ejemplo, incentivando a que las familias receptoras inviertan en pequeños negocios, cooperativas agrícolas o educación técnica. Esto podría generar un círculo virtuoso en el que el dinero que llega del exterior no solo alivie la pobreza, sino que genere desarrollo local sostenible.
En Ecuador, por ejemplo, existen programas como “Banca del Migrante”, que busca canalizar remesas hacia microemprendimientos. Sin embargo, su alcance es aún limitado, y muchos migrantes y sus familias desconocen estas opciones o no cuentan con asesoría adecuada para emprender.
Para que esto funcione, se requiere una articulación más fuerte entre Estado, sistema financiero y organizaciones locales, que oriente las remesas hacia proyectos con impacto social y económico más duradero.
Contraargumento: ¿Y si las remesas ya cumplen su propósito?
Algunos economistas sostienen que las remesas no tienen por qué cumplir un papel estructural, y que esperar que sean motor de desarrollo puede ser una carga injusta para los migrantes. Desde esta mirada, su función principal es cubrir necesidades básicas y compensar las fallas del Estado. Además, muchas familias prefieren gastar ese dinero en necesidades inmediatas antes que arriesgarlo en negocios inestables.
Este argumento no es erróneo. Sin embargo, no debe justificar la falta de políticas públicas que promuevan el desarrollo regional. Si bien los migrantes no están obligados a transformar sus remesas en inversiones, los Estados sí tienen la responsabilidad de aprovechar ese flujo económico para generar condiciones más sostenibles y equitativas.
Evidencia cuantitativa: datos duros sobre remesas y su impacto
Según el Banco Mundial, en 2023:
Colombia recibió 10.100 millones de dólares en remesas, lo que equivale aproximadamente al 2,7% de su PIB.
Ecuador recibió 4.800 millones de dólares, lo que representa alrededor del 4,2% de su PIB.
En ambos casos, estos ingresos superan lo recibido por inversión extranjera directa en algunos sectores.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) de Ecuador estima que más del 72% de las remesas se utilizan para gastos básicos de consumo (alimentos, alquiler, servicios públicos).
Una encuesta realizada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en 2022 en comunidades receptoras de remesas en Nariño (Colombia) y Azuay (Ecuador) reveló que solo el 12% de las familias destinaban parte del dinero a inversiones o ahorro.
Evidencia cualitativa: testimonios y percepciones sociales (Twitter)
Testimonio 1 – María, 52 años, Cuenca, Ecuador:
“Mi hijo me manda dinero desde Nueva York todos los meses. Gracias a eso pago la comida y el arriendo. Pero aquí no hay empleo, y cada vez más familias viven de lo que mandan desde fuera. Si un mes no manda, nos quedamos sin nada.”
Testimonio 2 – Jorge, 28 años, Pasto, Colombia:
“Con lo que me manda mi hermana desde Madrid he podido terminar la universidad. Pero veo que muchos jóvenes quieren irse. Los que se quedan no tienen oportunidades y todo depende de alguien afuera.”
Estos testimonios reflejan una realidad dual: por un lado, el enorme alivio económico que representan las remesas, y por otro, la sensación de dependencia estructural y falta de oportunidades internas.
Análisis integrado (cuantitativo + cualitativo):
Los datos duros muestran una alta dependencia de las economías familiares respecto a las remesas, especialmente en zonas rurales y marginadas. Al mismo tiempo, los testimonios dan cuenta de la fragilidad de esta dependencia, ya que no está respaldada por un sistema económico interno que la complemente o reemplace.
Esto refuerza la hipótesis central: las remesas son una tabla de salvación, no un motor estructural de desarrollo, y si no se articulan con políticas públicas inteligentes, corren el riesgo de mantener o incluso profundizar la desigualdad territorial y económica.
El impacto de la migración venezolana en Colombia y Ecuador, y el flujo migratorio colombiano y ecuatoriano hacia el norte global.
Desde el año 2015, América del Sur ha sido escenario de una de las mayores crisis migratorias de la región, provocada por la salida masiva de ciudadanos venezolanos debido a una combinación de crisis económicas, sociales y políticas. Al mismo tiempo, Colombia y Ecuador enfrentan sus propios flujos migratorios hacia países desarrollados, lo que genera una doble presión: acoger migrantes y retener su propia población.
Colombia y Ecuador, por su proximidad geográfica y lazos históricos con Venezuela, se han convertido en principales países receptores de migrantes venezolanos, lo que ha generado tensiones sociales, presión sobre los servicios públicos y desafíos en políticas de integración. A su vez, muchos colombianos y ecuatorianos migran hacia Estados Unidos y Europa en búsqueda de oportunidades laborales, dejando comunidades desintegradas y dependiendo de las remesas.
Elementos clave del problema:
1. Pregunta sobre causas estructurales:
¿Hasta qué punto la crisis política y económica en Venezuela ha sido el principal motor del éxodo migratorio en América del Sur?
Hipótesis posible: La migración venezolana masiva es una consecuencia directa del colapso económico y la falta de libertades políticas, más que de factores climáticos o culturales.
En un día de julio, hasta 50.000 venezolanos cruzaron la frontera con Colombia por la grave situación en su país, otros miles huyeron a Perú en los últimos años, o a Chile, e incluso a pequeñas islas del Caribe.
Y los números no dejan de aumentar, Según estima la ONU, un total de 2,3 millones de refugiados venezolanos abandonaron el país en los últimos años y la mayoría se trasladaron a países de la región.
Algunas recomendaciones basadas en el Marco de Gobernanza de la Migración de la OIM:
Los países deberían promover la estabilidad, la educación y las oportunidades de empleo y reducir los impulsores de la migración forzosa, permitiendo así a las personas elegir entre quedarse o emigrar.
La recopilación, análisis y uso de datos e información creíbles sobre, entre otras cosas, datos demográficos, movimientos transfronterizos, desplazamientos internos, diásporas, mercados laborales, tendencias estacionales, educación y salud es esencial para crear políticas basadas en hechos que sopesen los beneficios y riesgos de la migración.
La cooperación regional puede ayudar a minimizar las consecuencias negativas de la migración y preservar su integridad. También puede contribuir a los objetivos de desarrollo regionales y globales al mejorar el capital humano a través del desarrollo sostenible y asegurar el crecimiento económico a más largo plazo.
La migración tiene el potencial de traer resultados socioeconómicos positivos tanto para la sociedad como para los migrantes. Para que los países obtengan estos beneficios, sus políticas y prácticas deben promover el bienestar socioeconómico de los migrantes y la sociedad, al tiempo que se adhieren a las normas internacionales que respetan, protegen y cumplen los derechos humanos de las personas dentro del territorio de un estado sin discriminación basada en la nacionalidad, raza, género, religión o estado migratorio.
Conclusión
En síntesis, las remesas enviadas por migrantes colombianos y ecuatorianos cumplen un papel fundamental en el sostenimiento económico inmediato de millones de familias, permitiendo cubrir necesidades básicas como alimentación, vivienda y educación. Los datos cuantitativos evidencian que estos recursos representan un porcentaje significativo del PIB nacional y una fuente esencial de ingresos en regiones vulnerables.
Sin embargo, la dependencia casi exclusiva de estas transferencias para el bienestar familiar revela una fragilidad estructural que limita el desarrollo económico sostenible en las comunidades de origen. Los testimonios cualitativos confirman que, aunque las remesas alivian la pobreza en el corto plazo, no sustituyen la necesidad urgente de políticas públicas que promuevan la inversión productiva, la generación de empleo y el fortalecimiento institucional.
Por tanto, la evidencia sugiere que, para transformar las remesas en un verdadero motor de desarrollo, es indispensable que los Estados implementen estrategias integrales que articulen los recursos financieros que llegan del exterior con programas de emprendimiento, capacitación técnica y acceso a créditos. Solo así se podrá romper el ciclo de dependencia y construir territorios más resilientes, justos y prósperos.
Finalmente, esta reflexión invita a repensar la migración no sólo como un fenómeno de desplazamiento, sino también como una oportunidad para generar vínculos económicos y sociales que contribuyan al progreso regional, siempre con un enfoque que garantice la dignidad y el bienestar de las familias que permanecen en sus países de origen.
Referencias:
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Las batallas políticas que se libran en Colombia | Nueva Sociedad. (2024, 25 octubre). Nueva Sociedad | Democracia y Política En América Latina.
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Colombia: panorama general. (s. f.). World Bank.
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La crisis de refugiados y migración es un tema complejo que requiere soluciones humanitarias y políticas efectivas para garantizar la seguridad y dignidad de las personas afectadas. Es fundamental fomentar la empatía y la comprensión hacia aquellos que buscan una vida mejor, y trabajar juntos para encontrar soluciones sostenibles que beneficien a todas las partes involucradas.
ResponderBorrarLa crisis migratoria en América Latina es un tema complejo que requiere soluciones integrales y coordinadas entre países, la migración puede ser una oportunidad para el desarrollo y el crecimiento, pero también plantea desafíos significativos en términos de integración y acceso a servicios básicos, es fundamental promover políticas públicas que protejan los derechos de los migrantes y fomenten la inclusión y la cohesión social en las comunidades receptoras.
ResponderBorrarEste artículo me llegó al corazón por la razón de que nos recuerda que detrás de cada persona que migra hay una historia real con nombre con rostro con sueños rotos pero también con mucha esperanza no estamos hablando solo de cifras sino de millones de vidas obligadas a empezar desde cero por necesidad no por elección
ResponderBorrarVer cómo países como Colombia o Ecuador con sus propios desafíos, han recibido a tantas personas con los brazos abiertos es un ejemplo de humanidad que deberíamos seguir y también nos hace pensar qué estamos haciendo nosotros desde donde estamos solo observamos o realmente queremos ser parte del cambio?
La migración no debería verse como un problema sino como una oportunidad para construir sociedades más solidarias diversas y fuertes necesitamos menos miedo y más empatía, menos rechazo y más puentes la dignidad no debería tener fronteras
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Me parece un trabajo de investigación completo y ayuda a muchos sobre conocer las situaciones actual de la migración
ResponderBorrarMe parece bastante estructurado como aborda el tema de lo que se está viviendo hoy en día en diversas partes , la discriminación y el peligro que se vive cuando lo único que buscas es una mejor calidad de vida para ti o para tu familia.
ResponderBorrarLa información es bastante buena, es la primera vez que leo sobre la migración entre estos países y como los gobiernos han intentado capitalizar las remesas. Es importante hablar de la migración para ser más empaticos y no caer en polos extremos. Por otro lado, es interesante hablar no solo de remesas, sino capitalizarlas por el bien de la comunidad, asi como plantear la desintegración familiar y la fuga de cerebros, me llamo la atención como se tocaron estos puntos. Gracias por la información
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